La marcha
Abro los ojos y no reconozco el lugar. Miro a mi alrededor y todo es de color blanco.
Estoy en la sala hospital.
—¿Estás bien, cariño? —me pregunta mi madre con preocupación.
Mi padre está a su lado y se retuerce las manos.
—Perdóname, Emma, perdóname… yo, yo…
—Tranquilo, papá,… estoy bien.
Es la verdad, no sé qué me han dado, pero me encuentro bien y despejada. Además, sé que él está arrepentido de habernos traído hasta aquí. Ya no estoy enfadada con él. Lo siento así ahora y ese nuevo sentimiento me hace estar tranquila y en paz.
La enfermera se acerca a mí y empieza a quitarme todos los aparatos y cables que tengo enganchados, luego me ayuda a incorporarme y me pregunta:
—¿Estás mareada?
Yo niego con la cabeza.
—Bien, pueden acompañarla a su habitación —les dice a mis padres.
Miro a mi alrededor y veo a más adultos y niños tumbados en camillas, están todos sedados, como tal vez lo estaba yo.
—¿Logramos despegar? —le pregunto a mi padre.
—Sí, fue una pesadilla, pero lo logramos. Estamos en el espacio de nuevo. Ha habido muchos heridos, pero ningún colono ha perdido la vida.
Suspiro aliviada y al hacerlo, me duele todo, tal vez no estoy tan bien como yo creía.
Han pasado varios días.
Estoy deseando salir y ver a Xavier, él tiene información privilegiada gracias a su padre, él puede explicarme con detalle qué ha ocurrido. Ni mis padres ni ningún otro pasajero saben mucho, solo que el planeta resultó ser muy peligroso y que tuvimos que abandonarlo, "forma de vida salvaje incompatible con la vida humana", esa es la versión oficial.
Por fin salgo de mi convalecencia y me dirijo a la sala grande, pero primero paso por la habitación de Sarah y Rob. Me encuentro con Sarah, está entretenida resolviendo problemas matemáticos en una pantalla táctil. Rob y las niñas han salido a dar un paseo.
—¿Sigues pensando que fue una buena idea venir hasta aquí con vuestras hijas?
Ella parece cansada, pero sonríe, como siempre, y al hacerlo se le ilumina la cara.
—Pues claro, ha sido toda una experiencia viajar por el universo. Ahora el nuevo capitán deja los paneles de visión de la sala grande abiertos y podemos ver el firmamento en todo su esplendor, ¿no lo has visto todavía?
—No, pero iba hacia allí ahora, solo quería saludaros.
—Eres un encanto.
—Entonces, ¿no estás desilusionada?
—No, que va… Bueno, me hubiera gustado vivir en El Dorado… ya me imaginaba vestida de oro de los pies a la cabeza, como Cleopatra.
—Pero os engañaron, nos engañaron a todos, nos prometieron algo que no podían prometer —digo con rabia.
—Bueno, pero ahora vamos de regreso a la Tierra después de haber viajado por el espacio… Es maravilloso. En serio, ve a ver el firmamento, solo por eso ha merecido la pena este viaje.
Sarah sigue sonriendo, la verdad es que me gustaría ser tan optimista como ella, pero no puedo serlo. Cuando pienso en las mentiras, me pongo furiosa.
Me despido de ella y sigo mi camino hacia la sala grande. Enseguida veo a Tim, pero no veo a Xavier por ningún sitio.
—Hola Bella Durmiente, ahora que no está la capitana, sí que eres la chica más guapa de la nave —me dice con una sonrisa encantadora.
No me gusta que haga bromas con la muerte de la capitana, pero no le digo nada porque no lo entendería y seguiría haciendo más bromas… Él es así, creo que no lo hace con maldad.
—¿Has visto a Xavier?
—Ah, claro, mi eterno rival, después de que te salvara la vida con ese acto tan heroico, no me extraña que estés colada por él.
—¿Me salvó la vida?
—¿No te acuerdas?
Empiezo a recordar. Recuerdo como vino a ayudarme y como me agarró para saltar hacia el otro lado de la sala, recuerdo que me sujetó a mi asiento antes de ponerse él a salvo.
Miro hacia el otro extremo y lo veo allí de espaldas, observando el firmamento. Sarah tenía razón, es una visión espectacular ahora que los paneles de visión están abiertos.
—Voy a darle las gracias —le digo a Tim mientras me dirijo hacia Xavier.
—Claro, ve, yo me quedaré aquí para no fastidiaros el reencuentro romántico.
Me sitúo a su lado para observar el espacio exterior y él se gira hacia mí.
—Me alegro de que ya estés bien.
—Gracias a ti.
—No me des las gracias, no lo pensé, solo lo hice.
—Quería hablar contigo.
—Lo sé.
No le digo nada más. Él ya sabe lo que quiero saber. Es extraño, nunca me había ocurrido algo así con nadie, solo nos basta una mirada para saber lo que quiere el uno del otro.
—Los dos supervivientes están en una sala especial en cuarentena. Solo uno ha hablado, el otro está en estado de shock… La sala está protegida y la comunicación de imagen y sonido se lleva a cabo a través de la sala de control.
Se queda callado. Sé que le cuesta repetir lo que ha oído.
—Continúa, por favor, por muy horrible que sea, quiero saberlo.
—El superviviente les contó al resto de la tripulación que al llegar a las naves no encontraron a nadie. Ni siquiera había cuerpos o esqueletos, pero ellos notaban que no estaban solos. Notaban que los acechaban, así es que empezaron a ponerse muy nerviosos. La capitana, que encabezaba la marcha, se detuvo de repente y se giró hacia sus hombres, luego empezó a hablarles, a darles uno de esos discursitos de ánimo que tan bien se le daban, entonces… mientras ella hablaba… una sombra la envolvió, todos se quedaron mirándola asustados, pero ella no se había dado cuenta de que la sombra la rodeaba, y seguía hablando como si nada… hasta que la sombra la atrapó como si fuera una telaraña, la hizo un ovillo y... la reventó... Todos se quedaron unos segundos inmóviles por el impacto de lo que habían visto, pero enseguida echaron a correr horrorizados. Luego empezó el ataque… esas telarañas negras los empujaban, los hacían volar por los aires y luego los destrozaban como habían destrozado a la capitana, fueron cayendo todos, uno detrás de otro…
Creo que he dejado de respirar porque noto que me mareo. Me entra un sudor frío solo de pensar que todos podríamos haber terminado destrozados por esas telarañas. Me apoyo en el panel para no caer y cierro los ojos unos segundos.
—¿Estás bien?
—Sí, es solo que me asusta pensar en lo que podría haber pasado —digo incorporándome y mirándolo a los ojos de nuevo—. ¿Había... arañas?
—Los supervivientes dicen que no vieron ninguna, solo esas telarañas que parecían tener vida propia.
—¿Y por qué están esos hombres en cuarentena?
—Los supervivientes dicen que no vieron ninguna, solo esas telarañas que parecían tener vida propia.
—¿Y por qué están esos hombres en cuarentena?
—Porque mi padre no piensa dejarlos salir hasta estar cien por cien seguro de que se encuentran bien.
—¿Tu padre?
—Es el nuevo capitán, el resto de la tripulación lo decidió por mayoría… Fue el único que se dio cuenta del peligro y ordenó el despegue inmediato. Algunos no querían marcharse hasta averiguar algo más sobre esas telarañas negras. Decían que si se trataba de una forma de vida, había que investigarlas. Otros no querían marcharse sin antes llevarse una buena cantidad de oro, así que hubo gritos, discusiones, divisiones... hasta algún que otro puñetazo... En fin, un poco más y no lo contamos. Aunque todavía hay algunas rencillas y malos rollos, la mayoría reconoce que mi padre nos salvó a todos.
—Y ha tomado la decisión de dejar abiertos los paneles de visión para darnos algo bueno.
Xavier se queda callado, sé que hay algo más, algo que no me ha dicho todavía.
—¿Qué ocurre? —le pregunto—. Vamos, Xavier, ya sabes que no voy a repetir nada de lo que me cuentes.... Puedes confiar en mí… Te debo la vida.
Lo miro con intensidad y de nuevo no sé qué ve él en mis ojos, pero le transmito algo, algo intenso, eso sí lo sé.
—Tarde o temprano se enterarán todos, pero mi padre no quiere que de momento lo sepan.
Hace una pausa y me mira a los ojos con la misma intensidad que yo lo había mirado.
—Con el ataque de las sombras y durante la huida se produjeron muchos destrozos. Hay sistemas que se han estropeado. Los miembros del equipo técnico de la tripulación ya han evaluado los daños. Algunos se pueden reparar, pero otros no tienen remedio… El sistema de hibernación ha quedado destrozado y no hay forma de repararlo...
Intento asimilar sus palabras, por un momento siento pánico, luego, desolación, luego, vacío. Me giro hacia el panel abierto y contemplo el universo. El viaje dura miles de años, sin hibernación no llegaremos nunca a la Tierra, nunca…
Trago saliva y me apoyo en el panel. Noto que Xavier está muy cerca de mí, parece como quisiera abrazarme, pero no lo hace. Me hubiera gustado tanto que me abrazara... Me recupero y lo vuelvo a mirar a los ojos. Luego miro a mi alrededor, la sala grande es el punto de encuentro entre los colonos, el lugar de juegos de los niños, las actividades sociales para los mayores,… dispone del espacio suficiente para dar paseos y hacer ejercicio… Nuestro hogar hasta que muramos.
—Estamos condenados a vagar por el universo —digo con apenas un hilo de voz.
—El universo es muy grande, tal vez encontremos un planeta donde podamos vivir.
—Que no tenga sombras, ni bichos, ni monstruos.
—En el mejor de los casos.
—¿Y en el peor?
—Nuestros descendientes llegarán algún día a la Tierra.
Esa idea me golpea como una bofetada, tal vez porque soy todavía demasiado joven para pensar en hijos y en descendientes.
—¿Sabes? Mi único consuelo era pensar que cuando cumpliera los dieciocho, podría regresar a la Tierra. Hibernar hasta volver al planeta azul, volver a montar a caballo por los prados y las montañas. Ese pensamiento me tranquilizaba. No quiero ni imaginar que nunca jamás podré hacerlo… No quiero… No quiero… No puedo.
Xavier no me dice nada, pero yo sé lo que está pensando. Tengo que hacerme a la idea, pero no quiero. No quiero aceptarlo. Me angustia el solo hecho de pensar en ello. Necesito montañas, necesito caballos y prados con flores, ¿cómo voy a poder vivir sin eso?
—¿Cuándo lo sabrán los demás?
—Cuando se aburran de mirar el universo y se hayan olvidado de lo mal que lo pasaron con la hibernación y empiecen a preguntar cuándo hibernaremos de nuevo.
—¿Por qué esperar?
—¿Por qué amargarles la vida tan pronto?
Miro a mi alrededor y veo a la gente conversando animadamente, algunos ríen, los niños corren y juegan, muchos miran el universo… Luego miro a Xavier a los ojos.
—Es una idiotez lo que voy a decir, pero… me alegro de que estés aquí. Si no hubiera alguien como tú en este lugar, la situación sería insoportable, creo que me volvería loca.
Él sonríe con timidez.
—Yo también me alegro de que haya alguien como tú aquí, aunque sea una idiotez querer que alguien esté en este lugar.
Intento devolverle la sonrisa, pero hay algo en mi subconsciente, algo que me preocupa más que el hecho de no poder regresar jamás a la Tierra. Algo que me molesta, que es como un aguijón en el cerebro. Tengo que saber lo que Xavier piensa.
—Los dos supervivientes no representan ningún peligro, ¿verdad? No sé, tal vez es que he visto muchas películas, pero me asusta un poco pensar que pueden estar contaminados de alguna forma y ser peligrosos.
© Trinity P.Silver
Vale, me encanta, pero no puede terminar así, dejas un final muy abierto y necesito seguir leyendo más de esta historia. Creo que promete mucho y que lo le has sacado el jugo que puede dar.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo, porfa sigue con la historia... ^_^
Besitos... Nos leemos
Es que me gusta dejar cosas para la imaginación ;)
EliminarUy me gusta Xavier y cada vez esta mejor esta historia adoro las historias de ciencia ficción. Te mando un beso y buen fin de semana
ResponderEliminarHola Trinity.
ResponderEliminarOpino lo mismo que Laidy. El final queda muy abierto y podría dar pie a una segunda parte. Tienes un material muy jugoso con el que podrías escribir una emocionante novela.
Un fuerte abrazo, Trinity.
Nooooo ¿no hay más partes? >.< Lloro xD
ResponderEliminarDa muchas opcines a seguir escribiendo a partir de ese final tan abierto :P
Bss ^^
HOLA QUERIDA AMIGA
ResponderEliminarINTERESANTE PROPUESTA CON BUEN FINAL... HAY MUCHAS HISTORIAS DE GRANDES AUTORES QUE FINALIZAN ASI, ES TODO UN ARTE PODER CREAR ESE CLIMA.
TE FELICITO.
UN BESO GRANDE.
Es una historia completa? puedes orientarme un poquito que acabo de llegar?
ResponderEliminarGracias
Esta es la tercera parte del relato "El dorado en sombras". Si sigues más abajo, verás la segunda parte y un poquito más abajo, la primera parte de esta historia.
EliminarLa he publicado en tres partes para que sea más fácil de leer.
Si quieres leer el relato completo, tienes que empezar por la primera parte, más que nada para poder seguir la historia :)
Se me olvidó decirte que para ver la historia completa, tienes que ir de nuevo a la página principal o a la pestaña de "Relatos cortos". Espero que te guste :)
EliminarMe ha gustado, y añadiría que tienes una puntuación realmente impecable.
EliminarEs un buen relato, pregunté si continuaba porque aunque no llega al cliffchanger pero si que deja parte en el aire.
Besos
Muy bueno este relato, la ciencia ficción me encanta...me ha recordado a Alíen...
ResponderEliminarUn abrazo...
Me encanta!!! qué ganas de leer la cuarta parte, habrá, ¿verdad?
ResponderEliminarUn besote!
Catalina
GRACIAS QUERIDA AMIGA POR TU HUELLA.
ResponderEliminarQUE TENGAS BONITO DIA QUERIDA Y TALENTOSA ESCRITORA.
BESOS GRANDES PARA TI.
Lo dejas abierto completamente...uhmmm tu elegante y cuidada forma de narrar,engancha eh,y mucho. Felicidades!!!!
ResponderEliminarBesitos
Al fin me he podido dar el gusto de leer este relato desde el comienzo, y me ha gustado mucho, pero me he quedado un poco "fría" esperando más, lo que es bueno, creo, porque confirma que me encantó ;) ¿y habrá continuación? Eso espero...
ResponderEliminarBesos.
Hola linda!
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog!
Y yo aquí, de nuevo por estos lares.
En cuanto al capi, como siempre, siento que leo como una peli en vez de una novela.
Lo que me hace gracia es que ella no pensara en que tal vez no hay caballos o flores en la tierra cuando ha estado dos mil años en la historia, y quién sabe qué puede ser de ella.
Y creo que ya se perfila bien el triángulo, :)
Saludos!
Muchas gracias a todos los que habéis leído y comentado este relato :)
ResponderEliminarEn respuesta a si habrá una continuación, el relato lo escribí con estas tres partes únicamente, así que, de momento, no hay más partes, pero nunca se sabe, quizá más adelante ;)
*O* Me lo he leído entero y me ha gustado bastante. Leo arriba que no hay continuación... una pena. Un saludo, te sigo ;)
ResponderEliminar¡Me ha encantado! Creo que deberías plantearte la continuación, porque le veo muchas posibilidades. Engancha un montón y te deja esperando más.
ResponderEliminarUn saludín
Yo creo que es que a nadie le gusta estar en los hospitales y que mal royo despertarse allí no? Un besazo.
ResponderEliminarMe parece, Tamara, que has leído esta tercera parte, que es la última, sin haber leído las dos primeras partes, ja, ja, a mí hermana le pasó lo mismo, se lo leyó del revés ;)
EliminarBesos